28.2.11

Saludar

Hace poco unos de mi club se cruzaron en la carretera con Dani Pedrosa en bicicleta y les saludó cordialmente. En cambio otro día presencié la indignación de un ciclista porque un grupo le adelantó y ninguno de los ciclistas respondió a su saludo.

¿Hasta que punto es importante un simple saludo?
Antes, se saludaba la gente que se encontraba por los caminos o por las calles de los pueblos, se conocieran o no. A medida que los vehículos a motor se fueron adueñando de las carreteras, se mantuvo la costumbre del saludo entre motoristas, entre camioneros o entre coches con matrícula del mismo sitio. Es decir, que el saludo se fue transformando en una especie de reconocimiento de pertenecer al mismo grupo minoritario.
Volvamos a la bicicleta. Creo que nos pondríamos fácilmente de acuerdo en que ciclistas y peatones somos las minorías más vulnerables que circulan actualmente por las vías públicas. No deja de tener algo de aventura circular por según que carreteras con el cuerpo como única carrocería. En ese sentido podríamos considerar que pertenecemos al mismo grupo y por lo tanto el saludo sería una manifestación de compañerismo y de que no estamos solos.
Hay saludos de todos los tipos, desde los estruendosos gritos que se profieren dos pelotones cuando se cruzan por la carretera, hasta el ligero movimiento de cabeza que responde a un pequeño gesto con la mano. Estos serían los saludos puramente de cortesía o reconocimiento mutuo.
Otros saludos son de índole más práctica, como los que se suelen dar entre ciclista que circulan en el mismo sentido e intuyen que se pueden beneficiar mutuamente de compartir una parte del recorrido. Suelen incluir un "Hola" o "¿Hasta donde vas?". A veces no hace falta ni explicar el saludo, sino que se empieza a entrar en relevos con toda naturalidad.
Más provocativo es el "Adiós" de un ciclista que adelanta a otro; se puede interpretar como un alarde de superioridad y yo he visto montarse más de una vez un pique de mucho cuidado como consecuencia de esa simple palabra.
Especialmente solidario es el "¿Necesitas algo? dirigido a quien está parado en la cuneta.
El que me resulta más curioso es el "¡Qué fuerte estás!" que me han dicho alguna de las pocas veces que he adelantado a alguien en una subida. Creo que la frase correcta sería: "¡Qué mal voy, que hasta tú que vas tan despacio me adelantas!"
Los saludos que recuerdo de más complicidad son los de un día que llovía a mares y nos daba por reírnos unos de otros con todos los ciclistas que nos encontrábamos.
Luego está el NO saludo. En caso de alcanzar a alguien, está muy feo no decir nada; de hecho mosquea bastante oír llegar a alguien que se te queda a rueda silenciosamente; siempre te quedas esperando a ver en que momento te dará el hachazo. O si te pasan como una exhalación, como si estuvieran disputando los puntos del sprint especial. En todo caso, se suele apreciar como síntoma de hostilidad. Prefiero los que cuando me adelantan me dicen ¡Ánimo, que queda menos!
Y los que te encuentras de frente y hacen como que no te ven, aunque te das cuenta de que por el rabillo del ojo te dan un repaso para ver si mereces su saludo. Me gustan más los que me engañan y mientras bajan me dicen "¡Venga, dos curvas más y ya estás arriba!"
Ya se que hay momentos en que bastante tienes con esquivar a los coches o mantener el ritmo cardíaco previsto para tu entreno como para entretenerte en hacer vida social, pero yo creo que muchos de los que no contestan a mi saludo, en el fondo me miran por encima del hombro: "ahí va una globerilla". Pero curiosamente, los que más razón tendrían para pensar eso, que son los profesionales, casi siempre saludan. Por lo menos todos los que me he encontrado yo pedaleando me han saludado. ¿Será porque son los que pasan más horas en la carretera y por eso aprecian más sentirse acompañados?
En todo caso, aunque yo no me indigno con los que no contestan (peor para ellos) me parece que el saludo entre ciclistas es una costumbre que sería una lástima que se perdiera. A lo mejor os cuesta de creer, pero intercambiar saludos con la gente que me encuentro, me hace sentir la carretera más como mi casa.

Pedalier nº 5

Noviembre de 2005

14.3.08

Club ciclista

Ser o no ser de un club. O como la elección de un club o peña puede determinar nuestra manera de practicar el ciclismo.

Mi reencuentro de mayor con la bicicleta fue en vacaciones como vehículo para hacer turismo, con o sin alforjas. No tardé en darme cuenta de que las cuestas no se me harían tan penosas si entre año y año, me ejercitara un poco en el dominio del pedal. Como tengo cierta tendencia asociativa, al cabo de un tiempo de "práctica deportiva individual", me apunté al único club ciclista que conocía entonces. Y por fin un domingo por la mañana me presenté en el punto de reunión con mi flamante mallot nuevo de uniforme. En pocos minutos asimilé algunos conceptos que todavía no sabía como nombrar: a los 200 metros "iba con el gancho", a los 500 "hacía la goma", al cabo de 1 km me "descolgué" y, aunque continué por mi cuenta el recorrido previsto, ya no volví a ver al pelotón en todo el día. En realidad no los vi hasta varios meses después cuando me crucé fugazmente con ellos en una carretera. Habían conseguido quitarme de golpe las ganas de rodar en grupo.
Podía haber sido el final de mi incipiente carrera de globera, pero quiso el destino que al volver a casa después de una excursión ciclista solitaria, coincidiera en un semáforo con dos ciclistas del club de mi barrio. De semáforo en semáforo me fueron hablando de su club y cuando nos separamos ya me habían convencido de pasarme un día por la sede social para informarme. Así lo hice y un viernes por la tarde me presenté en el local con una amiga. Me explicaron que cada sábado había tres recorridos de diferente longitud y dificultad: A, B y C y al conocer mi historial me recomendaron probar suerte en el C. Siguiendo las instrucciones que nos dieron, nos presentamos a la mañana siguiente en la Plaza del Reloj y preguntamos por el capitán del grupo C. Enseguida descubrí que aquello no tenía nada que ver con mi anterior experiencia. Aquel grupo iba pendiente siempre de no perder a ninguna unidad, con todos los reagrupamientos que fueran necesarios; además tenía un buen número de veteranos, que me enseñaron a ir a rueda, a circular en grupo con seguridad y muchas más cosas que me hicieron mejorar lo suficiente como para verme con ánimos de empezar a salir con el grupo B la temporada siguiente. El B, que era el grupo más numeroso, no siempre circulaba agrupado, yo solía ir la última, pero siempre me esperaba alguien hasta el siguiente reagrupamiento. ¡Había encontrado un club a mi medida!
Me pregunto si los clubs son conscientes de la repercusión que pueden tener en fomentar la afición a la bicicleta. Quizás sea una responsabilidad muy grande para exigírsela. Porque ¿qué es un club ciclista? En principio sólo es un grupo de personas que se asocian para practicar su afición de manera más o menos organizada; si tienen interés en aumentar de número, sí que harían bien en ser acogedores con los aspirantes a nuevos socios, pero si no, no tienen ninguna obligación. Algunos van más allá y organizan marchas, carreras o promueven escuelas de ciclismo, pero bastante cuesta a veces encontrar voluntarios para la presidencia como para plantearse objetivos más ambiciosos. No hay que olvidar, que hablamos de una actividad de tiempo libre y es muy humano preferir dedicar el tiempo disponible a practicarla antes que a gestionarla.
Pero la integración de los nuevos no es sólo cuestión de tiempo, hay otros factores. En el caso de los dos clubs mencionados, existe una gran diferencia en el número de socios que tienen y en un club grande es más fácil hacer varios grupos que se adapten a los distintos niveles. Pero tampoco el tamaño es determinante y como ejemplo puedo poner el tercer club del que me he hecho socia, por cambio de domicilio. Se sale en un solo grupo no muy grande, con niveles bastante diferentes y nunca se queda nadie abandonado.
¿Cuál es entonces la diferencia importante para mí? Yo creo que en realidad son dos. La primera es tener el sentimiento de ser un club y no simplemente un grupo de amiguetes que pedalean juntos. La segunda es tener la suerte de contar con una persona que sea capaz de aglutinar al grupo y si hace falta, llamarlo al orden en esos momentos en que se desboca o que hay demasiadas iniciativas incompatibles.
Si encontráis un club así os aseguro que os será difícil dejarlo.

Pedalier nº 4
Septiembre 2005

1.9.07

París Brest París 2003

¿MI PRIMERA Y ÚNICA PARÍS-BREST-PARÍS?

Algunas reflexiones y desordenados recuerdos

Empezar por el final: he acabado la PBP con dolor de rodilla desde el Km 280, paliado con antiinflamtorios y pomada, a consecuencia de una tendinitis, asumida conscientemente, que tardará un tiempo en sanar. He escogido el daño físico al psicológico de la derrota. Según voy leyendo crónicas, como yo, muchos. Ni bien, ni mal, una opción.
Y ahora, aunque siempre había pensado que con hacer una muesca en la bici de una PBP era suficiente, no descarto el apuntarme a la siguiente. ¿Por qué? ¿Qué me atrae de la experiencia? Siento la atracción de rozar los límites, de la concentración e intensidad física a la que te obliga. Me he dejado seducir por el gran reto, el más difícil todavía. Guardaré en mi memoria la experiencia: de vivir las noches sobre ruedas, de desmontar el horario de hábitos y comidas de forma que las 24 horas del día son igualmente aprovechables. He tenido la total entrega del equipo (ciclistas y coche de apoyo). He disfrutado de tanta y variada compañía nueva en el pedaleo, otros con tu mismo grado de pasin por la bici. Además me ilusiona la idea de diseñar una estrategia para mejorar la siguiente: cambiar el horario de salida, dormir antes del Km 695, reforzar los puntos débiles (funda de gel para el sillín, cullottes de gel). En definitiva, dar un sentido a mis horas de bici de la temporada. tener un objetivo. Puede que por el medio surjan otros y cambie de idea.Cuando la víspera de la salida, en Guyancourt, me dijo Jose Luis, el vasco, que el recorrido de la marcha era bonito, lo había puesto en duda. Me lo decía en un día gris y tapado. Después de recorrer el trazado dos veces, le doy toda la razón. Sólo hay 80 Km por carretera nacional, el resto vias secundarias con apenas tráfico entre campos (recuerdo sobre todo maizales) y bosques. Daba la impresión de que la carretera fuera exclusivamente nuestra. El asfalto está limpio e impecable. Llegando a Brest ganan altura las montañas y, por lo tanto, la belleza del panorama. Al divisar el mar y la ciudad tras los enormes puentes sentí un escalofrio: a partir de ahora camino de vuelta. El tiempo colaboró en la buenas impresiones: llovió la víspera y el día después, pero ni una gota en las 83 horas de mi PBP. No apretó el calor. Así contentos los nórdicos y contentos los mediterráneos.. . Además del control de tiempo de llegada, hay 7 controles a la ida y otros 7 a la vuelta con límite de tiempo. Esto obliga a una planificación de las horas de descanso. Yo creo que me equivoqué en escoger la salida de 84 horas de las 5 de la mañana del martes y que hubiera tenido que salir el lunes a las 22:00. Hice los primeros 8 controles sin dormir nada: 696 Km, casi 38 horas. Lo que conseguí fue reducir la velocidad de la última parte y poder solo dormir dos horas la segunda y tercera noche. Aunque fue la tendinitis lo que me hizo ir arrastrándome en la segunda parte del recorrido, me parece que no hice una buena elección. Saliendo a las diez de la noche, pedaleas 24 horas o un poco más y ya estás preparada para descansar porque, además, es de noche. Haciéndolo a las 5 de la mañana, esa noche estás fresca y entrenada para pedalear y durante el día no te ataca el cansancio como para hacerte parar. Además, al ser los últimos en tomar la salida y ser la salida más reducida en número de ciclistas, no tienes tantos grupos para escoger engancharte.
Algo que nos entretuvo a todos los participantes fue la variedad de bicis y vehículos (hasta un patinete) con todo tipo de artilugios que llegamos a reunir (sistemas de luz con batería accionado con un interruptor de pera fijado al cuadro, portaequipajes de toda clase). Algunos iban de total paisano, ni culotte ni maillot, camisa de cuadros y pantalones de tergal. ¿Para qué disfrazarse tanto? Con la luz delantera que yo llevaba, estaba obligada a llevar pilas de repuesto porque una noche entera no aguantan. De hecho, no las llevaba la primera noche y me pararon unos hombres de la organización, me hiciero observar mi defecto y exigieron las pilas de repuesto obligatorias. Maquiné rápidamente varios apaños (acoplar una de las dos luces que llevaba Lázaro, ver si sus pilas me servían) pero no funcionó. Gracias a que sólo faltaban 10 Km para el control, se apiadaron y me permitieron seguir la marcha. Esta por ver si me han penalizado o no. Las penalizaciones las contabilizarán dentro de unos días. Si lo hacen y suman los semáforos rojos que me salté al final a plena luz del día, con público suficiente, porque me dolía muchísimo la rodilla al bajar y arrancar la bici, a lo mejor me sobrepaso la hora que me sobró y no me dan diploma.
Pese a no ir cómoda por la lesión, disfruté mucho de la hermosa última noche. Despejada y serena, sin rastro de aire, con la luna amarillenta envuelta en el imponente silencio. de nuestras bicis. Es increíble el poco ruido que hacemos al rodar. Un reguero de puntos luminosos en el horizonte, algunos en la cuneta: gente que se para a descansar, dormir o comer. Un intermitente acercarse y alejarse de voces en conversación. Si era inglés o alemán, bueno; en francés me costaba más curiosear la vida ajena. Si cogías algún grupito de tu ritmo, podías entablar conversación. El camino se hace mucho más ameno. Si además, de fondo suena una radio del altavoz de uno del pelotón, te sientes como en casa, aunque fuera la "chanson française". Las dos primeras noche fueron más frias aunque yo ya he aprendido a abrigarme y no me resentí gracias a mi traje de riguroso invierno, sí, riguroso: peucos, culotte de invierno, chaqueta de invierno y.chaleco de esquí de fondo encima, con un estupendo buff al cuello.
Para una marcha de esta distancia hace falta tener un buen estómago, capaz y efectivo. Yo no paré de comer. En todos los controles había la posibilidad de comer de un rico y variado Self-service muy adecuado a la ocasión. Yo evité las grasas y la carne, más difícil de digerir y me fue de maravilla. Enormes platos de pasta o arroz con verduras o ensalada empujados con pan. Saliamos llenos y cómodos, pero a la hora y media de pedaleo, yo ya empezaba a volver a comer de mis vituallas: galletas, plátanos y alguna que otra barrita. Es importante comer lo más normal posible y saber lo que te sienta bien. Los dos colegas de Calaf no perdonaban su botellita de buen tintorro en cada comida. (Hicieron, creo, menos de 80 horas, ojo al dato) Lázaro tuvo problemas de acidez en toda la segunda parte. Su estómago le rechazaba la bebida, que ya sabemos que es aún más importante que comer. En los inmensos comedores escolares en que nos instalaban, ibamos encontrándonos los conocidos. Con un poco de charla conseguiamos relajarnos un poco antes de emprender la marcha.
¿Autosuficiente o con coche de apoyo? Quizás la próxima me atraiga intentar hacerla sin ayuda, pero la autocaravana que se manejaron Antonio y Maria, era la alegría de mis ojos al llegar a cada control. Nos atendieron en todos, los de noche y los de día. Nos conducían a las mesas de firmas por largos pasillos entre montones de gente. Luego nos llevaban por la via más rápida a comer. Nos ayudaban a montar y desmontar los artilugios y vestimenta. Nos daban ánimos y seguridad: restábamos tiempo perdido y recuperábamos la moral. Por eso, pienso que esta brevet no es sólo mia, es el resultado del trabajo de un equipo de lujo: Me viene a la cabeza cuando antes del primer control, Km 141, eché mano del móvil y les encargué un par de sandwiches de jamón y queso con tomatito, para ahorrar tiempo de comedor y colas. Al llegar, allí nos estaban esperando tiernos y sabrosos. Visto y no visto. Ellos no sufrieron de tendinitis pero de sueño, cansancio, desordenada alimentación y dificultades para resolver el correcto funcionamiento de la caravana sí.
Antes de emprender la PBP me asustaba el cómo funcionaría mi cabeza, ya que todo el mundo me repetía que esto era una cuestión de cabeza, de moral. Durante las brevets había tenido mis altos y bajos. Me aterraba que en esta más larga fuera peor. Quizás, curiosamente por la la atención al dolor de la rodilla, mi cerebro segregó una adrenalina pura y maravillosa que me hizo no sentir sueño (sólo dormí 4 horas), ni crisis existencial en toda la marcha. De todos los ciclistas que vi, sólo recuerdo a uno que hacia el final parlamentaba con su bici en animada conversación. ¿Recursos del cerebro?

Merche López

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PBP. OTRO PUNTO DE VISTA

Había oído decir que la París-Brest-París engancha. Ahora lo entiendo porque para mi ha sido una experiencia inolvidable acudir como acompañante a esta prueba.
He visto cosas que me han dejado perpleja; y no me refiero únicamente a la gran variedad de vehículos y accesorios que ha comentado Merche, sinó a la gente:
Yo esperaba encontrar un selecto grupo de superatletas pilotando máquinas de última generación, pero resulta que estos sólo eran una parte pequeña de los participantes. Además de ellos había hombres y mujeres con una edad y un aspecto que invitaría a cederles el asiento en el autobús, otra gente que, de no estar allí, pensarías que han cogido la bici para ir a por el pan o también ciclistas muy parecidos a los que me suelo encontrar en las marchas cerca del coche escoba. Algunas bicicletas parecían heredadas del abuelo, unas estaban casi desnudas, otras cargaban pesadas alforjas. Pero una cosa tenían en común todos los presentes y era la determinación reflejada en el rostro.
En cuanto al público, una maravilla. Acompañé en bici a Merche y Lázaro desde el control de Fougères al de Villaines-la-Juhel y me emocioné viendo el continuo de personas ofreciendo agua, galletas, café... a los participantes, gritos de ánimo continuos desde los pueblos y desde los coches con que nos cruzábamos, incluso niños alargando el brazo para obsequiar con flores a los ciclistas. No pude evitar sentir cierta tristeza al pensar que todo aquello no era en mi honor.
También me ha resultado curioso ver todo el poblado nómada de los coches acompañantes que se movía de control a control. No todo el mundo iba con nuestras "comodidades" de la autocaravana, sino que había gente que se ha pasado 4 días durmiendo a ratos en el asiento del coche, para poder atender rapidamente a "sus ciclistas"; y no os penseis que todos eran familiares, en muchas casos eran compañeros y amigos.
Pero lo que más me ha sorprendido, es que después de todas las caras de dolor que he visto, de gente que sufría en cada pedalada por tendinitis, llagas, dedos dormidos, pérdida de visión, cansancio, sueño, frío de noche, calor de día, lucha contra el reloj, el sentimiento más fuerte que he tenido no era de compasión sino de envidia.
Y es que a la pregunta que he oído a veces de si vale la pena tanto sufrimiento, mi respuesta en este momento es que sí. Por eso os digo que esto engancha, ya estoy pensando si mi próxima PBP la haré tras el volante o sobre los pedales.

Maria Fuster Foz

21.5.07

De marcha

Con la cantidad de marchas cicloturistas que hay, es difícil decidir cuáles hacer. A veces acabas eligiendo un poco al azar y aciertas, pero otras ...
Como soy profesora tengo mucha práctica en poner notas. Os voy a explicar como aplicar mi sistema de evaluación a las marchas.
1. Información previa. Un 9 para las marchas que facilitan mapa del recorrido, rutómetro con altitudes, perfil, ubicación de los avituallamientos, hora de cierre de control y además lo dan en folleto que se puede conseguir con antelación. Les subiré hasta 10 si todo lo anterior está en una página web con un diseño bien pensado. Un 0 para aquella marcha de la que sólo conseguí un teléfono que nunca contestaba nadie.
2. Tipo de participación buscada. Un 2 para las marchas que ponen un cierre de control propio de una etapa del tour, para que sólo participen los superentrenados. Un 0 para las que ni siquiera ponen hora y luego pretenden hacerte abandonar cuando se cansan de esperar. Un 9 si el tiempo de cierre de control es un poco superior al doble del tiempo empleado por los más rápidos. Lo redondearemos a 10 si tienen la paciencia de esperar un poquito más a los últimos rezagados y además con buena cara.
3. Inscripción. Si me puedo inscribir sin salir de casa, sea por teléfono o por internet, un 8. Si además puedo esperar a pagar el día de la marcha llegamos al 10. En cambio un 0 para la marcha que tuve que conseguir primero la hoja de inscripción, luego el ingreso del banco, luego las dos cosas por fax y con una fecha límite exageradamente temprana.
4. Regalos. En mi marcha 10 dan camiseta o mallot de la talla elegida cuando te inscribes, barritas, sobres de sales y de masajes, algún producto típico de la zona y una revista de bici. Tendrán un 2 si me dan un mallot talla XL sin posibilidad de cambio, un botellín o un llavero de propaganda. El 0 es para los que no dan nada.
5. Recogida de dorsales. Para obtener un 8, tengo que poder elegir entre recoger la bolsa el mismo día de la marcha o la tarde antes. Tiene que haber poca cola y, si hay varias mesas, se ha de ver fácilmente cual es la que me toca a mí. El 0 lo tendrán las marchas que sólo tienen una persona dedicada al asunto y encima rodeada por un enjambre de aspirantes a participar intentando colarse. Los 2 puntos que faltan, se pueden conseguir facilitando un carnet de ruta, donde figuren, además del recorrido, los avituallamientos y todos los horarios de cierre, una lista de los teléfonos para emergencias.
6. Salida. 2 puntos por la facilidad de aparcar. 2 puntos por el desayuno. 2 puntos por la posibilidad de salir una hora antes la gente que no aspira a trofeo. 2 puntos por la puntualidad. 2 puntos por la neutralización hasta alejarse de la zona urbana. 0 puntos para las salidas que te pasa la gente por encima y a los 10 minutos ya no se ve a nadie.
7. Recorrido. Para ser una marcha 10, hay que poner unas carreteras con escasísimo tráfico, que pasen por unos parajes maravillosos. Si no las tenemos a mano, iremos a por el 9: los cruces han de estar perfectamente señalizados y en los más conflictivos habrá alguien de la organización para echar una mano. En los puntos peligrosos como obras o alguna curva especial tendremos un plantón con el banderín correspondiente. Además de los avituallamientos fijos, iremos viendo coches de la organización en misión de ángel de la guarda. El 0 de este apartado, se lo tengo guardado a todos los conductores de coche escoba que se han dedicado a intentar minar mi moral a base de insistirme en que queda mucho, que es muy difícil, que voy muy mal, que se hará muy tarde con la clara intención de acabar antes su trabajo. O peor, los que han decidido largarse y dejarme abandonada antes de la hora fijada en el reglamento. Tendré que usar los negativos para puntuar al conductor del coche escoba que encima se dedicó a ir quitando las flechas de los cruces por delante de mí y consiguió que me perdiera.
8. Avituallamientos. 2 puntos por la ubicación. Hasta 3 puntos por la variedad: comida dulce y salada, fruta, bebidas isotónicas, agua y algo caliente si hace frío. 4 puntos más por la abundancia suficiente para que hasta el último que llega, que suele ser el más apurado, pueda elegir de todo. 1 punto extra se merecen los pocos que ponen lavabos; ya estoy harta de problemas con ortigas por buscar rincones discretos. 0 con mención especial para la vez que me dijeron "ya se lo han comido todo, el año que viene tendrías que correr más"
9. Llegada. Diploma inmediato con tiempo 1 punto. Bebidas frescas, sobre todo cerveza que no se acabe, 2 puntos. Duchas próximas con opción a piscina 3 puntos. Masajes 2 puntos. Comida final 2 puntos. Aquí, los puntos negativos se los llevan los que cierran estos servicios antes de que lleguemos los últimos y los que ponen las duchas de féminas en la otra punta del pueblo porque las más próximas están todas habilitadas para hombres.
10. Organización. Este apartado es el más importante porque repercute en todos los demás. Les pongo un 10 a todas las organizaciones de marcha que dedican su tiempo libre para que podamos pedalear a gusto. A los que se preocupan de que todo vaya bien, que nadie se pierda, que nadie se quede tirado, que tienen paciencia con los más lentos y que lo que más quieren es que la gente se vaya contenta a casa. En cambio, el 0 será para los que sólo se preocupan de los que llegan primero y se permiten comentarios de "la gente tendría que venir más preparada" cuando empiezan a aburrirse de esperar a los demás.
He participado en varias marchas que se acercan a los 90 puntos, pero todavía no he encontrado la marcha 100. Si conocéis alguna, decírmelo que me apuntaré rápido.

Pedalier nº 3
Julio 2005

23.2.07

Polonia

Todo empezó cuando mi amiga Merche me dijo que se iba a Berlín a hacer un curso de alemán. Resulta que yo he hecho algún intento de aprender alemán por mi cuenta, pero eso es más difícil que subir un puerto en patinete, así que decidí acompañarla y apuntarme también a la academia. Decidimos añadir una semana, para hacer turismo, a las dos de academia. Recordaba que Berlín es muy adecuado para usar la bicicleta como medio de transporte y no me costó nada convencer a Merche para que nos las lleváramos. Eso sí, nos llevamos las viejas para poder dejarlas en la calle sin sufrir demasiado.
Cuando el avión llegó a Berlín, llovía con cierta intensidad. ¡Vaya recibimiento para llegar en bicicleta hasta el hotel! Vamos a recoger el equipaje y sólo aparecen las alforjas y las mochilas. Después de indagar, averiguamos que nuestras bicis se han quedado en Munich. Nos confesamos mutuamente que nos alivia no tener que empezar a pedalear con lluvia y que es una suerte que la compañía nos las lleve al hotel. Este será nuestro primer y último traslado en transporte público hasta que volvamos. Las dos semanas que hemos estado usando la bici por Berlín han sido una maravilla. Hay una gran cantidad de carriles bici que respetan tanto los automovilistas como los peatones y cuando no hay, se puede ir con tranquilidad tanto por la calzada como por la acera. Me sorprendía continuamente de que fuera respetada mi prioridad de paso en toda clase de cruces. Igualito que aquí.El primer sábado, nos vestimos de globeras y salimos a hacer millas. Elegimos una excursión que proponían en una revista de ciclismo que vimos que consiste en visitar unos lagos que hay hacia el sur, por Teupitz y Märkisch. Según la revista eran unos 90 km pero daba como punto de partida una estación de metro. Nosotras muy flamencas pensamos que vaya tontería ir en metro con lo bien que se pedalea por Berlín. Tardamos más de una hora en comprender el consejo del metro mientras descubríamos lo grande que es esa ciudad. Unos 20 km y muchos semáforos nos separaban del inicio de la ruta. Siempre por carreteras secundarias, pero con un tráfico intensísimo, visitamos varios lagos de la zona. En algunos tramos hay carril bici pero en cambio los arcenes son de un palmo y los coches desde luego no dejan el metro y medio al adelantar. Lo peor son las travesías de los pueblos que, muchas veces conservan el adoquinado y no siempre en buen estado. Lo mejor es lo llano del recorrido, porque si no con mi vieja bici de 13 kg que ni siquiera estaba bien hinchada porque tengo poca fuerza, ... . Total, nos hacemos unos 120 km en lugar de los 90 previstos y la cuarta parte son por ciudad. El domingo hacemos otra excursión, esta vez hacia el este, saliendo por Espandau y vemos más lagos y menos tráfico. Tampoco vemos muchos globeros.
A lo largo de la segunda semana decidimos que vamos a dedicar nuestra semana de turismo a visitar Polonia que está cerca y, ya que tenemos las bicis, haremos cicloTURISMO. Llegamos a dudar un poco, porque toda la gente a quien se lo explicábamos ponía cara de horror y nos decía que nos iban a robar, incluida una compañera polaca de la academia, pero llegamos a la conclusión de que la gente siempre exagera estas cosa y luego no hay para tanto. El viernes por la tarde engrasamos las bicis y pedimos prestada una bomba buena para hinchar un poco más, preparamos las alforjas con lo mínimo y dejamos en el hotel hasta la vuelta buena parte del equipaje.
El sábado por la mañana, después de desayunar copiosamiente, empiezo a comprobar que clase de bici me he llevado. Se ha salido la cubierta trasera y está rajada la cámara. Me acordé de que mi mecánico me había advertido "No hinches mucho las ruedas porque la llanta tiene muchos golpes y se te saldrá la cubierta". Exacto. Después de este pequeño incidente salimos por fin hacia Polonia. Sigue siendo llano aunque un poquito más ondulado. Nos resulta curioso ver a un globero vestido del Banesto y a dos del Kelme. Decidimos detenernos a hacer noche en Bad Freinwalde que todavía está en Alemania porque nos parece arriesgado tener que buscar alojamiento un poco tarde en un país que no conocemos.El domingo entramos en Polonia y decidimos dirigirnos hacia el sur, sin alejarnos mucho de la frontera, por si tenían razón los agoreros, nos da mal rollo y decidimos volver a Alemania. No pasa nada de eso, si no que encontramos esa zona del país muy tranquila, bonita y agradable para ir en bicicleta.Nuestro recorrido consistió en una vuelta por la región llamada la GranPolonia haciendo noche en Kostrzyn, Miedzyrzecz, Gorzow, Barlinek y Chojna, donde nos quedamos dos noches. El sábado ya volvimos a Berlín. En total unos 550 km, la mayoría con alforjas.Es una zona agrícola llena de ríos y lagos, con varios parques naturales, y está empezando a desarrollar infraestructura turística. Además de bonito es realmente barato y la gente es bastante amable, lástima que cueste un poco llegar hasta allí. En cuanto a las carreteras, por las secundarias se circula muy bien, pues no hay apenas tráfico, aunque el estado del asfalto es bastante penoso y hay tramos de adoquines. Pero las nacionales son otra cosa; no aptas para cardíacos. Son estrechas, sin arcén, con gran cantidad de camiones y todo el mundo parece llevar mucha prisa. Hay que estar dispuesta a salirse a la cuneta en cualquier momento, pues es frecuente encontrarte a un coche de frente mientras adelanta a otro sin que le preocupe lo más mínimo la presencia de una bicicleta. Hay algún tramo de carril bici, pero más bien parecen tramos de circuitos de ciclo-cross.
Una curiosidad: en Polonia, para circular en bicicleta por carretera hay que tener un carnet. No lo comenteis mucho, no les vaya a llegar la idea a la comisión parlamentaria que ha hecho la nueva ley y decidan incluirlo. Mi bicicleta aún me mareó un poco más. A los dos días descubrí que el muelle del freno de detrás no funcionaba correctamente y cada vez que lo usaba se me quedaba la bici un poco frenada. Solución: usarlo sólo en caso de emergencia. Afortunadamente, las bajadas son cortitas y las velocidades alcanzadas también. La cadena se salía de vez en cuando y el pedal chirriaba a pesar de todo el aceite que le ponía.
Tuvimos buena suerte con el tiempo: algún día que llovió un rato nos pilló a cubierto y sólo el último día estuvo lloviendo durante casi toda nuestra etapa. Y el día que fuimos al aeropuerto para volver a Barcelona, cayó una tormenta en cuanto llegamos.En resumen, ha sido un placer poder unir dos de mis aficiones: la bici y los viajes.Además de un poco de alemán, también he aprendido otras cosas:
1) No hay que hacer caso de los comentarios tremendistas de la gente.
2) Hay que usar una bici adecuada para lo que se quiere hacer.
3) Despacito se ven muy bien las cosas.

20.2.07

Remences 99

Mayo 1999

El Domingo 16 de Mayo participé en la II Marxa Cicloturista Terra de Remences. Aquí están mis impresiones. Las horas sólo son aproximaciones.
7:35 Después de haberme levantado a las 4:50, llego con Merche en coche a Sant Esteve d'en Bas. Hay que montar rápido las bicis, terminar de vestirse, conseguir los dorsales, que unos colegas nos han recogido ya, y pasar por el control de salida. ¡Qué prisas! ¡Ya se me ha olvidado ponerme protección solar!
7:55 Estamos dispuestos para la salida. Todos los colegas, excepto Pepe y yo, hacen el recorrido largo (171 km) pero como la salida es a la vez, podremos ir juntos algunos segundos. Mientras esperamos, miro las piernas de mi alrededor intentando encontrar algún par de ellas que se asemejen a las mías, para poder seguirlas, pero sólo se parecen en la ausencia de pelos. Mala señal. Me dedico a diseñar la táctica a seguir para completar con cierto éxito mis ¿91 km?
8:05 Cohete de salida. Me echo a temblar cuando anuncian que la salida será neutralizada (no dicen a que velocidad) hasta la Canya a unos 10 km. Aplico la táctica decidida y me dispongo a aguantar lo más que pueda con el pelotón, que afortunadamente es muy grande y tardará un poco en sobrepasarme del todo, aunque en cada rotonda me adelantan 20 o 30.
8:30 Menos mal que al acabarse la neutralización se han alejado los fieras y los que hay por aquí cerca van un poco más tranquilos. En la Vall de Bianyà esto ya empieza a subir un poco hacia el Capsacosta así que ¡calma!. Cuando llevo 20 km observo con satisfacción que todavía me va adelantando gente; en mi marcha anterior a estas alturas ya estaba entre las últimas. Mientras esto pensaba, cometo el error de mirar hacía atrás y ¿qué veo? ¡la ambulancia! detrás de unas 20 personas a 100 m de mí. A punto de prorrumpir en sollozos pensando que ya estoy en la cola, me adelanta el grupo con ambulancia incluida. Pregunto y me dicen que hay mucha gente por detrás. Respiro aliviada y con nuevos ánimos continuo para arriba. No debe ser un puerto muy fuerte porque sigue adelantándome mucha gente como si yo estuviera parada ¿de dónde saldrán a estas alturas? Me alcanza un señor francés que me empieza a dar conversación; afortunadamente me habla en catalán, porque no estoy yo para hacer prácticas de idiomas extranjeros. Mientras tanto llegan tres de mi club que no había visto en Bas, ¡por fin entiendo de donde salen todos los que me adelantan! son los que han llegado tarde a la salida. El francés me anima a que suba un poco más rápido pero yo todavía no me he recuperado del tramo neutralizado así que se va para arriba.
9:30 Llego al avituallamiento líquido en el Coll de Capsacosta y veo a Pepe y al señor francés esperándome. Les digo que prefiero no parar y empezamos tirar hacia Sant Pau de Seguries. Ya veo que no voy a tener ningún problema por ir sin bronceador, porque las nubes cada vez son más negras. En cuanto llegamos a un tramo más llano empieza a llover. Mientras tanto nos hemos ido juntando un grupito de ocho y aunque hay que ir con la boca cerrada para no tragar barro, se va bien. Voy pensando en el chubasquero: ¿de que me sirve llevarlo si no me lo sé poner en marcha? porque ¡cualquiera se para ahora con el ritmo tan bueno que llevamos! Me ofendo un poco porque intento hacer relevos pero no me dejan. En fin. Al pasar por Sant Joan de les Abadeses coincidimos con una Duatlon; espero que no nos confundamos de recorrido, porque como tengamos que acabar corriendo....
10:05 Ripoll. Empieza otra subida y se acaba el grupo. Tengo hambre y subo animada pensando en el avituallamiento anunciado a los 4 km, pero cuando ya llevamos 10 subiendo, con algún descansillo, aún no se ve ni rastro menos mal que sólo el primer trozo era un poco empinado. Preguntamos a gente que nos adelanta, por si nos lo hemos pasado, pero tampoco lo han visto. Pepe y el señor francés van charlando mientras yo voy con la lengua fuera. Entonces ocurre algo inesperado: adelanto a otro participante de la marcha; es una novedad para mi y me da fuerzas para llegar al avituallamiento que está 12 km más arriba de lo anunciado en el Coll de Canes.
11:15 Después de reponer fuerzas, rellenar botellines y ¡por fin! ponerme el chubasquero, emprendemos la bajada hacia Olot. Con lo mojado que está el suelo, bajo mucho más despacio de lo habitual; es una pena porque en seco tiene que ser una bajada excelente: 12 km con muy buen asfalto. Tardo tanto que cuando llego abajo el señor francés, que no me conoce, estaba preocupadísimo pensando que me había pasado algo sin que Pepe pudiera convencerle de que no.
11:35 Olot. Aquí se separa nuestro camino de los del recorrido largo. Nos dice uno de los controles que esto está hecho, que todo lo que queda es bajada. ¡Qué bien! Nos hacen dar un rodeo pasando por La Pinya y ya vemos que no es del todo verdad. Tampoco cuadran los km totales prometidos; hacemos 5 más de propina. Pero por fin llegamos. El señor francés con el zapato roto (no he entendido cómo le pasó) y Pepe y yo la mar de contentos.
12:15 Cruzamos la meta y nos dan como recompensa un estupendo aperitivo (Je je, queda de todo porque no han llegado los de la larga), un diploma y un maillot que no podré usar nunca porque yo tengo la talla S y era talla L.Siempre pasa igual, que le vamos a hacer.
Esta vez he acabado muy animada pero tomo nota de cosas a mejorar:
1º Aprender a ir sin manos para ponerme el chubasquero cuando me convenga.
2º Ir bien pertrechada de comida por si los avituallamientos fallan.
3º No creérmelo cuando dicen "es todo bajada"
4º Entrenar más.(sobre todo)
P.D. El próximo domingo voy a la "Terres de l'arròs". Me han dicho que estoda llana. ¿Será verdad?

19.2.07

Trampas

Hay una gran variedad de trampas que se pueden ver en las marchas cicloturistas, pero ¿qué significa hacer trampa en una marcha?
Yo he visto gente que toma atajos, que se sube a un coche o se agarra a él en una subida. Incluso una vez mientras subía el Marie Blanc, me adelantó un ciclista montado en una moto con la bici a cuestas. También hay grupitos que, en vez de tomar la salida en el lugar y momento marcados, dicen que no les gustan las aglomeraciones y se incorporan al pelotón unos km más allá.
Este tipo de comportamientos pueden ser muy inocentes si sólo pretenden acomodar las dificultades de la marcha a las posibilidades propias, pero pueden ser ridículos si la pretensión es obtener un diploma con un tiempo registrado inferior al que se conseguiría participando limpiamente. Me pregunto para qué lo quieren, ¿para presumir con los amigos? ¡Pero hombre! Si los colegas de tu club saben perfectamente como andas y no se van a tragar semejante tiempazo.
Y aún hay casos más exagerados como el que llega a meta con dos chips. ¿Para qué puede servir un diploma de una marcha que no se ha hecho? Supongo que para conseguir trofeo en una challenge o circuito, pero estamos en lo mismo; yo no sabría que hacer con un trofeo por haber hecho algo que yo se que no he hecho. Quizás lo podría entender mejor, aunque no justificar, si se tratara de carreras en las que puedes obtener premios económicos u de otro tipo según la posición, pero no es el caso. Aunque precisamente por eso, no creo que se les pueda llamar tramposos: para mí hacer trampa es conseguir con métodos ilícitos, ventajas que corresponden a otros; por lo tanto, como no perjudica a nadie que alguien falsee su tiempo en una marcha, no es trampa, sino más bien una chiquillada.
Entonces para hablar de tramposos, tendríamos que encontrar comportamientos que perjudiquen a alguien. Pues también los hay:
Colarse en la zona de salida para salir por delante de los que llevan un buen rato esperando, tirar desperdicios por cualquier lado, trazar las curvas como si no hubiera nadie más en la carretera o llevar un coche de apoyo que va molestando al resto de ciclistas continuamente. Pero quizás más que trampas son comportamientos incívicos o imprudentes.
También hay casos de falta de solidaridad como rodar en un grupo sin dar ni un relevo y cuando el grupo empieza a estar cansado largarse. O el que me explicó un compañero, que paró para ayudar a un ciclista que había pinchado y mientras él colocaba la bomba que acababa de prestar, el pinchado se fue como alma que lleva el diablo. Tampoco creo que sean trampas, simplemente muestran la calidad humana de algunas personas.
En resumen, yo creo que es difícil hacer compatible el concepto de trampa con el de marcha cicloturista. Para tener voluntad de hacer trampa en una marcha, hay que ser de la gente que se las toma como una carrera, si no, no tiene ningún sentido.
Ahora que pienso, me olvidaba toda otra gama de trampas posibles. Son las trampas para ahorrarse dinero.
En un extremo están los que deciden no pagar la inscripción. No les pongo ninguna objeción siempre que no pretendan aprovecharse de los servicios pagados por los demás.
Mucho más grave me parece los que, por ahorrarse el recargo por no tener licencia, se apuntan a nombre de otro. Supongo que no son conscientes de los problemas en que podrían meterse ellos y la organización, en caso de accidente. Pero eso, ya más que trampa, para mi se acerca a la estafa, triste estafa, por 8 o 10 euros.
Así que yo no veo que trampas se pueden hacer en una marcha, aunque estoy segura de que hay toda clase de opiniones. A lo mejor alguien opina que yo hago trampa cuando me bajo de la bici para hacer un trozo andando en alguna rampa demasiado pendiente, no opino así. La manera de hacer una marcha que a mi me produce más satisfacción es hacerla con mis propios medios siguiendo las normas puestas por la organización, pero no me molesta en absoluto que otra gente la haga a su aire y allá ellos si pretenden colar una mentira.
Me gustaría seguir escribiendo sobre este tema pero tengo que acabar. Me corre prisa pensar la manera de modificar la fecha de nacimiento de mi DNI. Es que me hace mucha ilusión acumular trofeos a la cicloturista más veterana y me han dicho que a la marcha que voy a ir mañana va una señora de Vic que es mayor que yo.
Pedalier nº 2
Mayo 2005