23.2.07

Polonia

Todo empezó cuando mi amiga Merche me dijo que se iba a Berlín a hacer un curso de alemán. Resulta que yo he hecho algún intento de aprender alemán por mi cuenta, pero eso es más difícil que subir un puerto en patinete, así que decidí acompañarla y apuntarme también a la academia. Decidimos añadir una semana, para hacer turismo, a las dos de academia. Recordaba que Berlín es muy adecuado para usar la bicicleta como medio de transporte y no me costó nada convencer a Merche para que nos las lleváramos. Eso sí, nos llevamos las viejas para poder dejarlas en la calle sin sufrir demasiado.
Cuando el avión llegó a Berlín, llovía con cierta intensidad. ¡Vaya recibimiento para llegar en bicicleta hasta el hotel! Vamos a recoger el equipaje y sólo aparecen las alforjas y las mochilas. Después de indagar, averiguamos que nuestras bicis se han quedado en Munich. Nos confesamos mutuamente que nos alivia no tener que empezar a pedalear con lluvia y que es una suerte que la compañía nos las lleve al hotel. Este será nuestro primer y último traslado en transporte público hasta que volvamos. Las dos semanas que hemos estado usando la bici por Berlín han sido una maravilla. Hay una gran cantidad de carriles bici que respetan tanto los automovilistas como los peatones y cuando no hay, se puede ir con tranquilidad tanto por la calzada como por la acera. Me sorprendía continuamente de que fuera respetada mi prioridad de paso en toda clase de cruces. Igualito que aquí.El primer sábado, nos vestimos de globeras y salimos a hacer millas. Elegimos una excursión que proponían en una revista de ciclismo que vimos que consiste en visitar unos lagos que hay hacia el sur, por Teupitz y Märkisch. Según la revista eran unos 90 km pero daba como punto de partida una estación de metro. Nosotras muy flamencas pensamos que vaya tontería ir en metro con lo bien que se pedalea por Berlín. Tardamos más de una hora en comprender el consejo del metro mientras descubríamos lo grande que es esa ciudad. Unos 20 km y muchos semáforos nos separaban del inicio de la ruta. Siempre por carreteras secundarias, pero con un tráfico intensísimo, visitamos varios lagos de la zona. En algunos tramos hay carril bici pero en cambio los arcenes son de un palmo y los coches desde luego no dejan el metro y medio al adelantar. Lo peor son las travesías de los pueblos que, muchas veces conservan el adoquinado y no siempre en buen estado. Lo mejor es lo llano del recorrido, porque si no con mi vieja bici de 13 kg que ni siquiera estaba bien hinchada porque tengo poca fuerza, ... . Total, nos hacemos unos 120 km en lugar de los 90 previstos y la cuarta parte son por ciudad. El domingo hacemos otra excursión, esta vez hacia el este, saliendo por Espandau y vemos más lagos y menos tráfico. Tampoco vemos muchos globeros.
A lo largo de la segunda semana decidimos que vamos a dedicar nuestra semana de turismo a visitar Polonia que está cerca y, ya que tenemos las bicis, haremos cicloTURISMO. Llegamos a dudar un poco, porque toda la gente a quien se lo explicábamos ponía cara de horror y nos decía que nos iban a robar, incluida una compañera polaca de la academia, pero llegamos a la conclusión de que la gente siempre exagera estas cosa y luego no hay para tanto. El viernes por la tarde engrasamos las bicis y pedimos prestada una bomba buena para hinchar un poco más, preparamos las alforjas con lo mínimo y dejamos en el hotel hasta la vuelta buena parte del equipaje.
El sábado por la mañana, después de desayunar copiosamiente, empiezo a comprobar que clase de bici me he llevado. Se ha salido la cubierta trasera y está rajada la cámara. Me acordé de que mi mecánico me había advertido "No hinches mucho las ruedas porque la llanta tiene muchos golpes y se te saldrá la cubierta". Exacto. Después de este pequeño incidente salimos por fin hacia Polonia. Sigue siendo llano aunque un poquito más ondulado. Nos resulta curioso ver a un globero vestido del Banesto y a dos del Kelme. Decidimos detenernos a hacer noche en Bad Freinwalde que todavía está en Alemania porque nos parece arriesgado tener que buscar alojamiento un poco tarde en un país que no conocemos.El domingo entramos en Polonia y decidimos dirigirnos hacia el sur, sin alejarnos mucho de la frontera, por si tenían razón los agoreros, nos da mal rollo y decidimos volver a Alemania. No pasa nada de eso, si no que encontramos esa zona del país muy tranquila, bonita y agradable para ir en bicicleta.Nuestro recorrido consistió en una vuelta por la región llamada la GranPolonia haciendo noche en Kostrzyn, Miedzyrzecz, Gorzow, Barlinek y Chojna, donde nos quedamos dos noches. El sábado ya volvimos a Berlín. En total unos 550 km, la mayoría con alforjas.Es una zona agrícola llena de ríos y lagos, con varios parques naturales, y está empezando a desarrollar infraestructura turística. Además de bonito es realmente barato y la gente es bastante amable, lástima que cueste un poco llegar hasta allí. En cuanto a las carreteras, por las secundarias se circula muy bien, pues no hay apenas tráfico, aunque el estado del asfalto es bastante penoso y hay tramos de adoquines. Pero las nacionales son otra cosa; no aptas para cardíacos. Son estrechas, sin arcén, con gran cantidad de camiones y todo el mundo parece llevar mucha prisa. Hay que estar dispuesta a salirse a la cuneta en cualquier momento, pues es frecuente encontrarte a un coche de frente mientras adelanta a otro sin que le preocupe lo más mínimo la presencia de una bicicleta. Hay algún tramo de carril bici, pero más bien parecen tramos de circuitos de ciclo-cross.
Una curiosidad: en Polonia, para circular en bicicleta por carretera hay que tener un carnet. No lo comenteis mucho, no les vaya a llegar la idea a la comisión parlamentaria que ha hecho la nueva ley y decidan incluirlo. Mi bicicleta aún me mareó un poco más. A los dos días descubrí que el muelle del freno de detrás no funcionaba correctamente y cada vez que lo usaba se me quedaba la bici un poco frenada. Solución: usarlo sólo en caso de emergencia. Afortunadamente, las bajadas son cortitas y las velocidades alcanzadas también. La cadena se salía de vez en cuando y el pedal chirriaba a pesar de todo el aceite que le ponía.
Tuvimos buena suerte con el tiempo: algún día que llovió un rato nos pilló a cubierto y sólo el último día estuvo lloviendo durante casi toda nuestra etapa. Y el día que fuimos al aeropuerto para volver a Barcelona, cayó una tormenta en cuanto llegamos.En resumen, ha sido un placer poder unir dos de mis aficiones: la bici y los viajes.Además de un poco de alemán, también he aprendido otras cosas:
1) No hay que hacer caso de los comentarios tremendistas de la gente.
2) Hay que usar una bici adecuada para lo que se quiere hacer.
3) Despacito se ven muy bien las cosas.

20.2.07

Remences 99

Mayo 1999

El Domingo 16 de Mayo participé en la II Marxa Cicloturista Terra de Remences. Aquí están mis impresiones. Las horas sólo son aproximaciones.
7:35 Después de haberme levantado a las 4:50, llego con Merche en coche a Sant Esteve d'en Bas. Hay que montar rápido las bicis, terminar de vestirse, conseguir los dorsales, que unos colegas nos han recogido ya, y pasar por el control de salida. ¡Qué prisas! ¡Ya se me ha olvidado ponerme protección solar!
7:55 Estamos dispuestos para la salida. Todos los colegas, excepto Pepe y yo, hacen el recorrido largo (171 km) pero como la salida es a la vez, podremos ir juntos algunos segundos. Mientras esperamos, miro las piernas de mi alrededor intentando encontrar algún par de ellas que se asemejen a las mías, para poder seguirlas, pero sólo se parecen en la ausencia de pelos. Mala señal. Me dedico a diseñar la táctica a seguir para completar con cierto éxito mis ¿91 km?
8:05 Cohete de salida. Me echo a temblar cuando anuncian que la salida será neutralizada (no dicen a que velocidad) hasta la Canya a unos 10 km. Aplico la táctica decidida y me dispongo a aguantar lo más que pueda con el pelotón, que afortunadamente es muy grande y tardará un poco en sobrepasarme del todo, aunque en cada rotonda me adelantan 20 o 30.
8:30 Menos mal que al acabarse la neutralización se han alejado los fieras y los que hay por aquí cerca van un poco más tranquilos. En la Vall de Bianyà esto ya empieza a subir un poco hacia el Capsacosta así que ¡calma!. Cuando llevo 20 km observo con satisfacción que todavía me va adelantando gente; en mi marcha anterior a estas alturas ya estaba entre las últimas. Mientras esto pensaba, cometo el error de mirar hacía atrás y ¿qué veo? ¡la ambulancia! detrás de unas 20 personas a 100 m de mí. A punto de prorrumpir en sollozos pensando que ya estoy en la cola, me adelanta el grupo con ambulancia incluida. Pregunto y me dicen que hay mucha gente por detrás. Respiro aliviada y con nuevos ánimos continuo para arriba. No debe ser un puerto muy fuerte porque sigue adelantándome mucha gente como si yo estuviera parada ¿de dónde saldrán a estas alturas? Me alcanza un señor francés que me empieza a dar conversación; afortunadamente me habla en catalán, porque no estoy yo para hacer prácticas de idiomas extranjeros. Mientras tanto llegan tres de mi club que no había visto en Bas, ¡por fin entiendo de donde salen todos los que me adelantan! son los que han llegado tarde a la salida. El francés me anima a que suba un poco más rápido pero yo todavía no me he recuperado del tramo neutralizado así que se va para arriba.
9:30 Llego al avituallamiento líquido en el Coll de Capsacosta y veo a Pepe y al señor francés esperándome. Les digo que prefiero no parar y empezamos tirar hacia Sant Pau de Seguries. Ya veo que no voy a tener ningún problema por ir sin bronceador, porque las nubes cada vez son más negras. En cuanto llegamos a un tramo más llano empieza a llover. Mientras tanto nos hemos ido juntando un grupito de ocho y aunque hay que ir con la boca cerrada para no tragar barro, se va bien. Voy pensando en el chubasquero: ¿de que me sirve llevarlo si no me lo sé poner en marcha? porque ¡cualquiera se para ahora con el ritmo tan bueno que llevamos! Me ofendo un poco porque intento hacer relevos pero no me dejan. En fin. Al pasar por Sant Joan de les Abadeses coincidimos con una Duatlon; espero que no nos confundamos de recorrido, porque como tengamos que acabar corriendo....
10:05 Ripoll. Empieza otra subida y se acaba el grupo. Tengo hambre y subo animada pensando en el avituallamiento anunciado a los 4 km, pero cuando ya llevamos 10 subiendo, con algún descansillo, aún no se ve ni rastro menos mal que sólo el primer trozo era un poco empinado. Preguntamos a gente que nos adelanta, por si nos lo hemos pasado, pero tampoco lo han visto. Pepe y el señor francés van charlando mientras yo voy con la lengua fuera. Entonces ocurre algo inesperado: adelanto a otro participante de la marcha; es una novedad para mi y me da fuerzas para llegar al avituallamiento que está 12 km más arriba de lo anunciado en el Coll de Canes.
11:15 Después de reponer fuerzas, rellenar botellines y ¡por fin! ponerme el chubasquero, emprendemos la bajada hacia Olot. Con lo mojado que está el suelo, bajo mucho más despacio de lo habitual; es una pena porque en seco tiene que ser una bajada excelente: 12 km con muy buen asfalto. Tardo tanto que cuando llego abajo el señor francés, que no me conoce, estaba preocupadísimo pensando que me había pasado algo sin que Pepe pudiera convencerle de que no.
11:35 Olot. Aquí se separa nuestro camino de los del recorrido largo. Nos dice uno de los controles que esto está hecho, que todo lo que queda es bajada. ¡Qué bien! Nos hacen dar un rodeo pasando por La Pinya y ya vemos que no es del todo verdad. Tampoco cuadran los km totales prometidos; hacemos 5 más de propina. Pero por fin llegamos. El señor francés con el zapato roto (no he entendido cómo le pasó) y Pepe y yo la mar de contentos.
12:15 Cruzamos la meta y nos dan como recompensa un estupendo aperitivo (Je je, queda de todo porque no han llegado los de la larga), un diploma y un maillot que no podré usar nunca porque yo tengo la talla S y era talla L.Siempre pasa igual, que le vamos a hacer.
Esta vez he acabado muy animada pero tomo nota de cosas a mejorar:
1º Aprender a ir sin manos para ponerme el chubasquero cuando me convenga.
2º Ir bien pertrechada de comida por si los avituallamientos fallan.
3º No creérmelo cuando dicen "es todo bajada"
4º Entrenar más.(sobre todo)
P.D. El próximo domingo voy a la "Terres de l'arròs". Me han dicho que estoda llana. ¿Será verdad?

19.2.07

Trampas

Hay una gran variedad de trampas que se pueden ver en las marchas cicloturistas, pero ¿qué significa hacer trampa en una marcha?
Yo he visto gente que toma atajos, que se sube a un coche o se agarra a él en una subida. Incluso una vez mientras subía el Marie Blanc, me adelantó un ciclista montado en una moto con la bici a cuestas. También hay grupitos que, en vez de tomar la salida en el lugar y momento marcados, dicen que no les gustan las aglomeraciones y se incorporan al pelotón unos km más allá.
Este tipo de comportamientos pueden ser muy inocentes si sólo pretenden acomodar las dificultades de la marcha a las posibilidades propias, pero pueden ser ridículos si la pretensión es obtener un diploma con un tiempo registrado inferior al que se conseguiría participando limpiamente. Me pregunto para qué lo quieren, ¿para presumir con los amigos? ¡Pero hombre! Si los colegas de tu club saben perfectamente como andas y no se van a tragar semejante tiempazo.
Y aún hay casos más exagerados como el que llega a meta con dos chips. ¿Para qué puede servir un diploma de una marcha que no se ha hecho? Supongo que para conseguir trofeo en una challenge o circuito, pero estamos en lo mismo; yo no sabría que hacer con un trofeo por haber hecho algo que yo se que no he hecho. Quizás lo podría entender mejor, aunque no justificar, si se tratara de carreras en las que puedes obtener premios económicos u de otro tipo según la posición, pero no es el caso. Aunque precisamente por eso, no creo que se les pueda llamar tramposos: para mí hacer trampa es conseguir con métodos ilícitos, ventajas que corresponden a otros; por lo tanto, como no perjudica a nadie que alguien falsee su tiempo en una marcha, no es trampa, sino más bien una chiquillada.
Entonces para hablar de tramposos, tendríamos que encontrar comportamientos que perjudiquen a alguien. Pues también los hay:
Colarse en la zona de salida para salir por delante de los que llevan un buen rato esperando, tirar desperdicios por cualquier lado, trazar las curvas como si no hubiera nadie más en la carretera o llevar un coche de apoyo que va molestando al resto de ciclistas continuamente. Pero quizás más que trampas son comportamientos incívicos o imprudentes.
También hay casos de falta de solidaridad como rodar en un grupo sin dar ni un relevo y cuando el grupo empieza a estar cansado largarse. O el que me explicó un compañero, que paró para ayudar a un ciclista que había pinchado y mientras él colocaba la bomba que acababa de prestar, el pinchado se fue como alma que lleva el diablo. Tampoco creo que sean trampas, simplemente muestran la calidad humana de algunas personas.
En resumen, yo creo que es difícil hacer compatible el concepto de trampa con el de marcha cicloturista. Para tener voluntad de hacer trampa en una marcha, hay que ser de la gente que se las toma como una carrera, si no, no tiene ningún sentido.
Ahora que pienso, me olvidaba toda otra gama de trampas posibles. Son las trampas para ahorrarse dinero.
En un extremo están los que deciden no pagar la inscripción. No les pongo ninguna objeción siempre que no pretendan aprovecharse de los servicios pagados por los demás.
Mucho más grave me parece los que, por ahorrarse el recargo por no tener licencia, se apuntan a nombre de otro. Supongo que no son conscientes de los problemas en que podrían meterse ellos y la organización, en caso de accidente. Pero eso, ya más que trampa, para mi se acerca a la estafa, triste estafa, por 8 o 10 euros.
Así que yo no veo que trampas se pueden hacer en una marcha, aunque estoy segura de que hay toda clase de opiniones. A lo mejor alguien opina que yo hago trampa cuando me bajo de la bici para hacer un trozo andando en alguna rampa demasiado pendiente, no opino así. La manera de hacer una marcha que a mi me produce más satisfacción es hacerla con mis propios medios siguiendo las normas puestas por la organización, pero no me molesta en absoluto que otra gente la haga a su aire y allá ellos si pretenden colar una mentira.
Me gustaría seguir escribiendo sobre este tema pero tengo que acabar. Me corre prisa pensar la manera de modificar la fecha de nacimiento de mi DNI. Es que me hace mucha ilusión acumular trofeos a la cicloturista más veterana y me han dicho que a la marcha que voy a ir mañana va una señora de Vic que es mayor que yo.
Pedalier nº 2
Mayo 2005

18.2.07

La Méditerranéenne

Abril, 1999

Hoy que me he recuperado un poco, me decido a contar mi marcha del domingo pasado. Hace poco más de un año que ejerzo de aspirante a globera, (antes cuando iba en bici iba siempre contemplando el paisaje) y, cómo no, en seguida quise participar en marchas. Mi "palmarés" hasta ahora consistía en tres marchas de esas que se para todo el mundo para almorzar y se espera a todo el mundo para llegar juntos. También hice la Bilbao-Bilbao del año pasado pero conseguí llegar 10 minutos antes del cierre de control gracias a dos colegas que me ayudaron todo el rato.
Como soy bastante optimista, cuando este año me dijeron los del club que iban a ir por tercera vez a "La Méditerranéenne" y que estaba muy bien, me empecé a mirar el folleto y vi que había una vuelta larga "La Sportive" y una corta "La Touristique". Pensé que con ese nombre, en "La Touristique" encontraría gente de mi nivel, ya que los del Ripo, desde luego hacían la larga, y a esos ya se que no les puedo seguir más de un km.
Así amanezco el 25 de Abril a las nueve de la mañana en el punto de salida de "La Touristique". Y conmigo Pepe, un colega que últimamente sale poco y decide hacer la corta. Ingenua de mí, no estoy nada nerviosa, como si sólo fuera a dar un paseo. Total sólo son 105 km y 1.000 m de desnivel y esta vez no corro peligro de llegar fuera de control, porque muchos de "La Sportive" llegarán después de mí con sus 155 km y 2.300 m de desnivel.
Dan la salida y, a pesar de mi oxidado francés, entiendo que dicen por el altavoz que la salida será neutralizada hasta la nacional. Pienso que menos mal, que la salida será tranquilita, pero cuando aún no he terminado de pensarlo, me doy cuenta de que ya no alcanzo a ver el coche de cabeza. Me pongo a tirar como puedo, pero cuando llegamos a la nacional ya veo a los primeros lejísimos y descubro que hay muy poquita gente detrás de mí. Mientras, Pepe decide esperarme, a pesar de que yo le había dicho que fuera a la suya, y pretende que alcancemos al grupo de delante, cosa que rápidamente se descubre como imposible sobre todo cuando a los 14 km llegamos al primer puerto y empiezo a disminuir la velocidad. Me digo "tranquila Maria que ya nos juntaremos con algún grupito que venga detrás" y voy subiendo tratando de respirar todo el aire que encuentro por delante. De repente, en una de esas curvas que se ve bien lo que tienes detrás, veo la ambulancia y el coche escoba a unos 500 m y tan solo media docena de bicis en el espacio intermedio. ¿Conocéis la sensación de ir huyendo del coche escoba? Ahí empezó mi guerra. En una subida que se me hizo largísima aunque tenía unos 7-8 km, cada vez que veía la ambulancia estaba más cerca. Me adelantaron tres más y en una de las últimas curvas de herradura incluso pude oír y ver la cara a las tres señoras que pedaleaban delante de la ambulancia. Coroné como pude mientras Pepe me animaba y me lancé hacia abajo intentando poner tierra por medio. Tan motivada estaba, que, a pesar de lo mal que suelo bajar por el miedo que me da, al llegar a Colliure ya no había rastro de la ambulancia detrás de mí, ni tampoco de las tres señoras.
Vamos tirando, procurando espabilar, por un falso llano durante unos 20 km y no vemos rastro de otros cicloturistas con la excepción de un señor mayor que está arreglando un pinchazo y otro que ha parado a quitarse la chaqueta. Suerte que están todos los cruces muy bien indicados, porque si no pensaríamos que nos hemos perdido. Nos adelantan sucesivamente los dos señores y no consigo seguir el ritmo de ninguno. Paciencia. Al pasar por Ceret me acuerdo de que mi madre me ha encargado que le lleve cerezas porque las de allí son muy buenas; Pepe está de acuerdo conmigo en que debería explicarle a mi madre como es esto de las marchas.
Emprendemos el puerto siguiente esperanzados porque arriba está el avituallamiento y pensamos que quizás alcancemos algún grupo para hacer más comodamente la parte final. Mientras voy pensando en lo larga que es la subida, oigo alguien que se dirige a mi en francés, me giro y ¡son ellas!.No se como se han deshecho de la ambulancia pero me saludan amablemente mientras me adelantan. ¡Soy la última!. Me entra el pánico temiendo descolgarme; Pepe se da cuenta, simula un relevo y consigue reducir un poquito la velocidad del grupito. Por fin consigo serenarme y llegamos juntos al avituallamiento, incluido el señor del pinchazo que hemos vuelto a alcanzar por el camino. Allí comprendo que la ambulancia ya no está porque vuelven a coincidir los dos itinerarios y tenemos por detrás a toda "La Sportive".
Casi no paramos y aprovechando que las tres señoras se han bajado de la bici y están masticando, nos largamos discretamente. Llevamos 75 km y empiezo a hacer cálculos. Descubro con sorpresa que si el trozo que nos falta lo hacemos sin tropiezos, conseguiré el diploma de plata, ya que en mic ategoria "B: Señoras de ** años y más" es suficiente con hacer menos de 5h32 min. Se lo comento a Pepe y nos ponemos manos a la obra (¿O debería decir pies?). Desgraciadamente en esa parte que debería ser bajada y llano, no se nota porque hay bastante viento en contra y nos cuesta mucho avanzar. Ánimo.A los 93 km nos adelanta el coche de cabeza de la marcha y nos avisa que se acerca el que va en primer lugar de "La Sportive". En plan positivo comentamos que es de las pocas veces que podremos ver desde la bici lo que ocurre en la cabeza de la marcha. Nos pasa un muchacho que parece ya medio muerto y que de hecho tarda bastante en dejarnos atrás, a nosotros que ya estamos muertos del todo.
A los 105 km, después de habernos adelantando una docenita de "La Sportive" empiezo a protestar muchísimo porque no se ve ni rastro de St-Cyprien y ya tendríamos que estar. Es entonces cuando descubro que ellasestán aquí otra vez adelantándome. Me rindo y acepto mi destino de llegar la última. Hacemos los cinco juntos 7 km más y al llegar al final empiezan a cederse el paso cortesmente unas a otras; tengo que reprimirme para no aprovechar la situación y colarme delante de todas. Nada más acabar veo llegar al señor del pinchazo. ¡Lo había olvidado! ¡Soy penúltima! y curiosamente, por poquito, pero consigo plata.Mucho más animada por este clamoroso éxito hago un fino análisis de mi actuación y me dedico unos consejos para mejorar en la próxima:
1. No te fíes de las neutralizaciones.
2. No te creas la distancia anunciada.
3. Entrena más. (Sobre todo)
Ya me he enterado de que la marcha "Terra de Remences" también tiene un recorrido corto. Como Bas me pilla cerca, allí estaré el 16 de Mayo.
Hasta otra
Maria

17.2.07

Yo también hago bici

Con esta afirmación, comienzan una buena cantidad de conversaciones. Pero ¡qué diferente suele ser la continuación!
La última vez me lo dijo una chica muy contenta por los 10 o 15 km que hacía cada domingo. Cuando me preguntó cuántos solía hacer yo, me limité a decirle que unos pocos más; me dio una especie de vergüenza hablarle de batallitas como la Quebrantahuesos.
En el otro extremo, está una compañera de trabajo que, después de la misma frase, me explicó que hacía triatlones de larga distancia y se estaba preparando para el Ironman. O el socio de mi club que está preparando una "excursión" para subir los puertos más altos del Himalaya.
También estàn quienes viajan en bicicleta con alforjas, los jovencitos que aspiran a profesionales y hasta los practicantes del spinning. Conozco ciclistas que siempre salen solos y otros que siempre salen acompàñados. Algunos parecen modelos de un catálogo de últimas novedades, mientras que otros se diría que acaban de salir del NODO.
Incluso en un ámbito que podría parecer más homogéneo como es un club ciclista, podemos encontrar maneras de hacer bici que van desde los que planifican sus salidas dominicales en función de la calidad y precio del bar en el que piensan almorzar, hasta los que no paran nada porque necesitan hacer muchisimos quilómetros para hacer un buen papel en las marchas.
Algún día de Julio, después de salir en bicicleta, me he sentado en el sofá a mirar el Tour y me he preguntado que tengo en común con esos chicos que veo en la tele. Con algo de optimismo puedo encontrar un cierto parecido entre sus bicicletas y la mía, o entre su manera de vestir y la que yo uso, pero ahí acaba todo. Ellos, por más que les guste su trabajo, se ganan la vida pedaleando y yo sólo lo hago en mi tiempo libre. Y prefiero ni pensar en su índice de masa corporal y el mío.
Tampoco coincido en muchas más cosas con los que tienen licencia de cicloturista, como yo, pero acaban las marchas en la mitad del tiempo que me cuesta a mí. Yo, que desde que se me acabó la pila del pulsómetro hace 2 o 3 años, la manera que tengo de saber que he traspasado el umbral anaeróbico es que ya no puedo seguir charlando.
Entonces, ¿A qué tipo de ciclista me parezco?. Si se trata de clasificar a los practicantes de nuestro deporte, no tengo muy claro con quien me identifico más.
Me podría fijar en las distancias que recorro, en las velocidades que consigo, en los desarrollos que uso en los puertos, o en los días que entreno al cabo del año, pero no me acaba de servir. ¡Alto ahí! ¿He dicho entreno? Quizás esté ahí la clave. No sé si aplicar ese verbo a lo que yo hago. Miro el diccionario: " Entrenar. Preparar, adiestrar personas o animales, especialmente para la práctica de un deporte."
Veamos, yo soy una persona y supongo que sí que me estoy preparando para la práctica del deporte. Pero no es ese ni el mayor objetivo ni el principal beneficio que obtengo de mis pedaladas.
Sobre la bicicleta he aprendido a vencer dificultades, a confiar en mis fuerzas y a valorar más las cosas que consigo con mi esfuerzo. También, con alforjas o sin ellas, he conocido lugares que he visto con ojos muy diferentes que si hubiera llegado en coche.
Creo que la bicicleta es un gran invento, que además de su faceta de medio de transporte, tiene unas enormes posibilidades para que cada uno la disfrute según sus gustos. Me encanta la posibilidad que me ha dado de conversar con gente que la utiliza de forma muy diversa.
Pero si me tengo que decidir, yo seré del tipo de ciclistas capaces de ir cantando "Rodando voy, rodando vengo, por el camiino yo me entreteengo".

Pedalier nº1
Marzo, 2005